Fractura de base de cráneo

La base de cráneo es una zona muy compleja anatómicamente donde muchas estructuras neurales, vasculares y múltiples cavidades aéreas se relacionan. Básicamente, consiste en toda la porción profunda del cráneo y sobre la que apoya el cerebro. Estas áreas al igual que el resto del cráneo son susceptibles a fracturas en el contexto de traumatismos de cráneo, pudiendo generar lesiones como neuropatías compresivas de los nervios,  lesiones vasculares, fistulas de líquido cefalorraquídeo (LCR), neumoencéfalo, abscesos cerebrales, etc. Las fracturas de base de cráneo pueden ser de extremada gravedad.

La más relevante por frecuencia es la fístula de LCR. Consisten en la salida de líquido cefalorraquídeo al exterior a través de una comunicación por un defecto de la duramadre y el cráneo. El LCR puede “escaparse” por cavidades como la nariz, o el oído. Las fístulas traumáticas suelen cerrar espontáneamente dentro de la primera semana, pero requieren de seguimiento estricto por parte de profesionales. Como en toda comunicación del sistema nervioso con el exterior, el riesgo es la infección (meningitis) que puede aparecer hasta varios días después de cerrada la fístula. Los pacientes se estudiaran con tomografías de cerebro y base de cráneo, resonancia magnética, estudios endoscópicos e incluso estudios por medicina nuclear.

Aquellas fístulas que no cierren espontáneamente deberán ser intervenidas quirúrgicamente. En ese caso, la cirugía consiste en localizar el sitio de pérdida de líquido y repararlo interponiendo distintos tejidos y/o materiales para lograr la oclusión mediante cicatrización. Según el sitio de la fístula, se podrá intervenir  tanto por vía endonasal, como por vía transcraneal, según sea mejor para el caso.

El neumoencéfalo es la presencia de aire en la cavidad craneana. En el contexto de un traumatismo, debe hacer suponer la existencia de una fractura y comunicación de las cavidades aéreas de la base del cráneo y una posible fístula de LCR. La existencia de neumoencéfalo no necesariamente significa que el paciente requiera una cirugía, pero si debe alertar al médico tratante y requerirá observación y estudios complementarios. En ocasiones, la cavidad que se abre al cráneo (por ejemplo los senos paranasales, que contienen gérmenes), deberá ser reparada quirúrgicamente y la zona profusamente lavada en quirófano para evitar infecciones severas.
Otras veces, se produce la entrada progresiva de aire al endocráneo, pero mediante un mecanismo valvular que evita su salida: esto generará un cuadro infrecuente pero grave que se conoce como neumoencéfalo hipertensivo. En estos casos el aire acumulado incrementa su presión y comprime el cerebro generando el deterioro neurológico del paciente. El mismo deberá ser evacuado y el defecto reparado quirúrgicamente a la brevedad.
Cuando existen fracturas en la base del cráneo, órbitas, oído, etc., puede haber lesiones vasculares o neurales. No son tan frecuentes, pero en ocasiones pueden requerir la liberación por medio de una cirugía. La posibilidades son amplias dada la complejidad anatómica de la zona y variedad de lesiones que pueden ocurrir allí.