Hidrocefalia

El cerebro es una estructura hueca. Posee una serie de cavidades que se llaman ventrículos, que se comunican entre sí. El líquido cefalorraquídeo (LCR) se produce a nivel de estos ventrículos en unas estructuras llamadas plexos coroideos; luego circula por los ventrículos y la médula hasta salir hacia la superficie del cerebro y absorberse en las velocidades aracnoidales. Esta circulación normal posee múltiples funciones nutricionales y de protección, algunas de las cuales estamos aún descubriendo. La producción de LCR es constante así como su absorción.

Se conoce como Hidrocefalia a la alteración en alguno de los mecanismos de la circulación de LCR que produce la acumulación anómala de la misma. Hay múltiples causas de hidrocefalia y podemos agruparlas en dos grandes grupos: hidrocefalias comunicantes, son aquellas donde el líquido circula libremente pero se absorbe a menor tasa de la que se produce o bien, se produce mas rápido de lo que se absorbe; y las hidrocefalias no comunicantes u obstructivas, donde hay una interrupción en la comunicación entre una cavidad u otra.

La causas principales de las hidrocefalias comunicantes son las infecciones (meningitis) o las  hemorragias difusas donde la inflamación altera las velocidades aracnoidales y estas pierden la capacidad de reabsorber el LCR. En estos casos, es necesario generar una derivación de líquido por fuera del cerebro ya que éste a perdido la capacidad de reabsorberlo. Así, utilizamos las derivaciones, conocidas comunmente como válvulas, donde el líquido es drenado por presión desde el ventrículo, atraviesa el mecanismo válvula que mantiene un adecuado ritmo de drenado, y continúa por otro catéter hasta una cavidad del cuerpo que pueda reabsorber el líquido producido (típicamente el peritoneo, aunque puede ser la aurícula en el corazón, la pleura pulmonar u otros). Estos dispositivos se implantan mediante una cirugía relativamente sencilla y de por sí no generan dificultades en la vida cotidiana. Los pacientes pueden hacer una vida normal. Ocasionalmente pueden funcionar mal, y deberán ser cambiados. También existe el riesgo de las infecciones, que requerirán remover la derivación, tratar con antibióticos y luego colocar nuevamente una nueva derivación.

En el caso de las hidrocefalias obstructivas, son las que se producen generalmente por tumores de los ventrículos, o adyacentes a ellos que producen obstrucción de la circulación. Esto es particularmente frecuente en niños, donde hay alta incidencia de tumores de fosa posterior (meduloblastomas, ependimomas y astrocitomas). Otras causas de hidrocefalia obstructiva es la estenosis acueductal, y también en la Malformación de Chiari I y otras malformaciones congénitas. El tratamiento inicial de las obstrucciones son dos posibles: eliminar la obstrucción, o el factor que genera la misma, o bien crear un puente o by-pass de la circulación (Septostomías, tercer ventriculostomías, etc), las cuales son realizadas mediante el uso de neuroendoscopios.

La hidrocefalia es un trastorno de muchas manifestaciones, grados, y complejidad. Puede ser congénito o adquirido a lo largo de le vida. El pronóstico de este cuadro dependerá de la gravedad del daño instaurado. Las hidrocefalias congénitas suelen traer aparejado algún grado de discapacidad en la evolución del niño. Incluso, algunas hidrocefalias muy severas serán incompatibles con la vida, en ocasiones, el diagnóstico antenatal es posible y permite tanto a padres como a equipo médico, estar preparados para la recepción y rápido tratamiento del niño.
En los primeros meses de vida, la hidrocefalia se manifestará en forma progresiva con un agrandamiento del tamaño de la cabeza del niño acompañado de otros signos. Esto se debe a que al momento del nacimiento, los huesos del cráneo se encuentran separados para acompañar el crecimiento del cerebro. En cambio, en el niño mayor de 2 años, estas suturas se encuentran fusionadas y el cráneo ya no posee una capacidad “elástica”, por lo que los síntomas serán derivados de aumento de la presión intracraneana. Los pacientes podrán tener cefalea, irritabilidad (los niños), vómitos, somnoliencia, diplopía, visión borrosa, convulsiones, etc.

En niños se puede estudiar mediante una ecografía cerebral para evitarles la radiación del tomógrafo. Sin embargo, el correcto estudio de la mayoría de las hidrocefalia requerirá topografía y/o resonancia magnética para evaluar la causa.
El tratamiento de la hidrocefalia dependerá del grado de urgencia de la misma y la causa subyacente.