Tumores espinales

Los tumores espinales son todas aquellas lesiones tumorales, benignas o malignas, que se originan en la columna vertebral (es decir en las vértebras),  en el conducto raquídeo, o en la médula. Los neurocirujanos los dividimos en 3 grandes grupos, cuyas características son muy disímiles: el grupo de los tumores extradurales, y que incluyen aquellos que se originan en el hueso o que se extienden allí, pueden comprimir el saco dural (la membrana o “estuche” que encierra la médula y sus raíces), o generar la destrucción de las estructuras cerebrales normales. Generalmente esta zona es asiento de metástasis óseas de tumores que se originan en otros órganos (típicamente el cáncer de próstata en el hombre y de mama en la mujer, pero no son los únicos). También puede haber tumores propios del hueso (osteosarcoma) o de otras estructuras adyacentes (rabdomiosarcoma, condrosarcoma, etc). El síntoma principal de estos tumores son el dolor. La destrucción de hueso genera fracturas patológicas que pueden colapsarse y comprimir el saco, produciendo un déficit neurológico agudo que requerirá muy probablemente una descompresión aguda. Sin embargo el tratamiento de estos tumores dependerá también del pronóstico general de la enfermedad de base. En cada caso se individualizará un tratamiento de acuerdo al estadio y pronóstico de la enfermedad de base, el estado general del paciente, los síntomas y la extensión espinal de la enfermedad. Es frecuente que la inestabilidad generada sea tal que el cirujano opte por efectuar una cirugía ortopédica (es decir, agregar instrumental protésico) para restaurar la estabilidad de la columna. Este grupo representa 2/3 de todos los tumores espinales.

El segundo grupo es el de los tumores Intradurales/extramedulares, y corresponde a aquellas lesiones que se originan en el conducto raquídeo, dentro de la duramadre, pero que no son propias de la médula espinal.  La mayoría de estas lesiones son benignas y las mas frecuentes son las que se originan de la aracnoides (llamados meningiomas), o de las raíces nerviosas (neurinomas o schwannomas). Estos tumores son de lento crecimiento y los sintomas tíoicos que generan son progresivos: dolor, dificultad para caminar, incontinencia urinaria, y afectación de las raíces, en ocasiones simulando una hernia de disco. La exéresis de estos tumores suele ser total y curativa, y los síntomas suelen mejorar en gran medida. Sin embargo, la posibilidad de obtener óptimos resultados deberá ser discutida con el neurocirujano quien evaluará el caso.

El tercer y último grupo es el de los tumores intramedulares. Es el menos prevalente, y como bien dice el nombre, son lesiones que se asientan dentro de la médula. Pueden originarse allí, como los astrocitomas o implantarse desde otro sitio: metástasis. Aunque estas últimas son menos frecuentes. la exéresis completa de estos tumores no es siempre posible. Muchas veces, sólo nos limitaremos a una biopsia, e incluso ese procedimiento puede originar importantes secuelas dada la delicadeza de la médula. Esto será complementado por otros tratamientos oncológicos según el resultado.