El temor a las convulsiones

El temor a las convulsiones

Por Dr. Juan S. Bottan

Normalmente cuando uno advierte a un paciente o familiar de paciente la posibilidad de tener una convulsión, el rostro de nuestro interlocutor se transforma. Cunde el pánico, como si uno estuviera dando un diagnóstico terminal. La intención es estar preparados, saber qué hacer y no desesperarase.

Hay muchos tipos de convulsiones y estas pueden presentarse por una variedad de factores desencadenantes. No nos referimos aquí a las personas que padecen epilepsia, quienes ya están mas informadas sobre la naturaleza y manejo de convulsiones, sino mas bien a aquellas que no han tenido crisis comiciales pero presentan alguna trastorno que las puede generar.

Cómo decíamos, hay muchos tipos de convulsiones y hay muchas causas para ellas. Incluso, podría decirse que al corregirse la causa las convulsiones pueden desaparecer. Sin embargo, es de buena práctica ante la consulta resaltar al paciente que esto puede ocurrir y referirle qué hacer en caso de que ello ocurra. Y mas que al paciente en sí mismo, a quien lo acompañe.

Causas: traumatismos de cráneo, hemorragias cerebrales, colecciones subdurales, tumores, infecciones como meningitis, encefalitis, abscesos, etc., trastornos del medio interno, problemas de medicación, y muchas más.

¿Qué son las crisis comiciales?
Es la descarga anormal, paroxística y descontrolada de un grupo de neuronas que se puede extender hacia el resto del cerebro. Se dividen en dos grandes grupos: crisis parciales, que se mantienen reducidas a un área circunscripta, y las crisis generalizadas, que se extienden al resto del cerebro. Generalmente son autolimitadas, y repetitivas.
En la crisis parciales puede haber una determinada presentación clínica como movimientos de la mano, la pierna o la cara, destellos visuales, etc. Típicamente el paciente no pierde la conciencia sino que esta alerta y percibe la anomalía.
Las crisis generalizadas, en cambio, presentan pérdida de la conciencia y compromiso generalizado. Hay varios tipos de crisis comiciales generalizadas pero las dos más frecuentes y características son las crisis tónico-clónicas (se las llamaba antiguamente Grand Mal), en las que el sujeto habitualmente pierde la postura, presenta una contracción muscular generalizada y luego “temblores” o “sacudidas” que pueden durar segundos o algunos pocos minutos. Se puede acompañar de salivación, relajación de esfínteres, etc. Las crisis de ausencia (Petit Mal) más comunes en los niños, se manifiestan por una pérdida de conciencia muy breve, generalmente de pocos segundos, y vuelta al estado anterior. Los testigos lo describen como “colgarse” o “tildarse” por unos segundos.
Las crisis pueden ser antecedidas por una “sensación extraña”, dolores inespecíficos o destellos visuales conocidos como auras, y se continúan con un estadío posterior de sueño, letárgia o incluso cansancio, llamado estado posictal.

¿Qué hacer?
Ante todo: NO METER NADA EN LA BOCA. Es una creencia común el pensar que al padecer una convulsión y en un momento de nerviosismo y angustia por parte del espectador, el paciente puede atragantarse o ahogarse con su propia lengua. Si bien esto no es imposible, es infrecuente, y salvo una lesión de la lengua por mordida con bastante sangrado, es mas importante prevenirlo de forma externa que tratar de meter un dedo en la boca de una persona que esta atravesando una crisis epiléptica. ¡Lo único seguro de eso es perder el dedo! El primer movimiento que uno debe hacer al presenciar una crisis epiléptica es guardar la calma: la crisis va a pasar. Luego, evitar mínimamente daños mayores. Sujetar suavemente al paciente para que éste no caiga de alguna altura (supongamos una silla o una cama) y se golpee. A lo sumo puede ponerse de costado para que, en caso de haber una lesión bucal, la sangre escurra hacia afuera de la boca y no al interior de las fauces manteniendo una vía aérea permeable. Si esto ocurre en la vía pública, tranquilice verbalmente a los curiosos que, intentando ayudar, pueden ser molestos o peligrosos.

Si esta fue la primera crisis de una persona, es menester consultar a la urgencia médica a la brevedad. Si el paciente es epiléptico, entonces lo mas seguro es seguir las pautas de cuidado que su médico hayan indicado en cada caso. Si bien no es el objetivo de esta nota, vale recordar que la principal causa de convulsiones en un paciente epiléptico controlado es la falta u olvido en al toma de la medicación. Otras veces, ciertas afecciones clínicas como las gastroenteritis pueden alterar la absorción de un medicamento anticomicial y esto deprivar al paciente de una dosis suficiente. Al paciente que no esta controlado, es decir que tiene epilepsia refractaria, debe continuar un seguimiento neurológico estricto, ya que requerirá mayor tratamiento, incluso cirugía. Aquel paciente que padece de convulsiones ocasionales, debería llevar una identificación que permita al equipo médico y/o a quien asista a conocer mejor lo que hacer.

El problema se plantea cuando las convulsiones no se detienen. Esto tiene un nombre y se llama Status Epiléptico. El status es una situación grave en la cual se produce un gran sufrimiento cerebral por la acumulación de toxicidad neuronal. Esto puede traer grandes consecuencias al paciente. Es indispensable llamar al servicio de urgencias para que un médico administre alguna droga y traslade al paciente a un centro de complejidad para el manejo del mismo. Deberán realizarse diversos estudios, desde un laboratorio de sangre hasta neuroimágenes y estudios neurofisiológicos. El estatus epiléptico que no cede podrá requerir medidas extremas como la sedoanalgesia y respiración asistida.
El estado posictal es el paso siguiente que atraviesa el paciente. Dele tiempo de recuperarse, no lo apure, ni presione. Lentamente irá recobrando la conciencia y vigilia. En caso de que luego de unos minutos esto no ocurra, consulte a un familiar de ser posible, o a un servicio médico los pasos a seguir.

Los niños y la fiebre
Los niños tienen la particularidad biológica de poder desarrollar convulsiones con relativa facilidad ante la presencia de fiebre muy alta. Se lo conoce como convulsiones febriles. Esto no determina que el niño sea epiléptico, pero sí debe controlarse el cuadro. Siempre es mejor consultar al pediatra de cabecera ante un caso así, pero normalmente estos episodios no requerirán mayor estudio neurológico, a no ser que esté indicado expresamente por un médico. Recordemos también, que fiebre es la temperatura axilar mayor a 38,3 grados centígrados (o Celsius), y que fiebre alta es aquella temperatura mayor a 39 grados centígrados.

La primera medida es prevenir la fiebre alta: utilizar la medicación y dosis que el pediatra haya indicado en estos casos (ibuprofeno, paracetamol, dipirona son los habituales). Si la fiebre no baja o sigue aumentando, utilizar medios físicos: paños húmedos o mejor aun, darle al niño un baño de agua tibia (nunca fría).

En caso de que el niño se presente con una convulsión febril, proceder de la misma manera (bajar la fiebre) y de ser el primer caso, será mejor consultar al pediatra. Algunas convulsiones pueden ser de difícil manejo, pese a la fiebre. Será importante consultar a un servicio de urgencias pediátricas en tal caso.

Hable con el niño, puede estar asustado o confuso. Si la crisis se presentó sin fiebre, consultar inmediatamente.